sábado, 23 de febrero de 2008

Un parque lleno de problemas


Otros de los problemas son la proliferación de vendedores y consumidores de drogas. La falta de iluminación, de mantenimiento y la inseguridad también preocupan. La comunidad pide un CAI. El Parque del Ingenio, muy conocido en el sur de la ciudad por sus amplias zonas verdes, que son utilizadas por los vecinos y visitantes para la práctica de diversos deportes, no sólo tiene en la actualidad algunos de sus sectores invadidos de basuras, sino que, igualmente, ha sido aprovechado por los expendedores de droga para camuflar y vender alucinógenos. Así lo manifestaron varios habitantes del barrio a El Pais. “Desafortunadamente, no contamos con un buen control de basuras en el parque. En repetidas ocasiones los vendedores ambulantes, sobre todo los que vienen los fines de semana, dejan en cualquier lado los desperdicios”, aseguró Rafael Caicedo, fiscal de la Junta Administradora Local de la Comuna 17. Por su parte, Irne Arana, un visitante del sector, dijo que entre la gran cantidad de gente que visita a diario este lugar para hacer deporte se camuflan vendedores y consumidores de droga. “Los martes de fútbol esto parece una chimenea”, indicó. Igual comentario hace Luis Ángel Tascón, presidente de la JAL de la Comuna 17: “Los drogadictos se mimetizan entre los deportistas. Muchas veces la Policía los conoce, pero no pueden hacerles nada, porque el consumo personal está legalizado”. Entre tanto, una vendedora de jugos y raspados que lleva diez años trabajando en el parque de 8:30 a.m. a 8:00 p.m., dice que “a veces la Policía cree que nosotros somos expendedores de drogas. Por eso, estamos dispuestos a que nos esculquen y revisen nuestros puestos, pues nunca hemos vendido drogas. Es más, nosotros ayudamos a cuidar el parque”. Malos olores. Otro de los problemas que tiene el parque es la proliferación de malos olores. “El jarillón del río Meléndez, el cual bordea el parque, emana unos olores nauseabundos. Por este sector, ese río parece más un caño de aguas negras, que un afluente de la ciudad”, contó Luis Ángel Tascón. Y precisamente ese jarillón es utilizado por algunas personas para consumir drogas y cometer actos delictivos. “Por ese lado del parque es por donde más se presentan los problemas de inseguridad, por eso nadie se atreve a recorrerlo solo. Allí han robado a varios muchachos, sobre todo a los que montan bicicleta”, dijo Eliécer Barreiro, vendedor de jugos. De ahí que Barreiro proponga que “sería muy bueno que hubiera aquí un CAI permanente o, por lo menos, una carpa policial para que la seguridad en el barrio sea más efectiva”. Y como dice un deportista, que prefirió omitir su nombre, “este parque es de todos, pues aquí viene gente de toda la ciudad. Además, por su extensión es un pulmón de Cali, por eso debemos preservarlo”. Falta más mantenimiento La comunidad dice que a los árboles del parque no se les hace control. Los excrementos de las mascotas, otro de los dolores de cabeza. Los habitantes de El Ingenio dicen que el parque del barrio también carece de mantenimiento. “Falta un mejor mantenimiento arbóreo. Esta queja ya la colocamos en Emsirva y el Dagma, pero dicen que no hay presupuesto. La poda de los árboles debe ser más, para que haya una mejor visualización, pues este parque tiene 100.000 metros cuadrados”, comenta Luis Ángel Tascón, presidente de la Junta Administradora Local. La comunidad dice que otra de las problemáticas es la de las mascotas. “Desafortunadamente, la gente saca a pasear sus perros, pero no lleva las bolsas para recoger sus excrementos. Falta más compromiso de la gente de este sector”, dice Rafael Caicedo. Hablan los vecinos - “Vengo de seguido al gimnasio público del parque. Pero le falta más seguridad, pues a veces se llevan los implementos”. Fernando López, visitante del parque. - “Uno ve mucha gente que mete vicio. Además, por la noche la iluminación es muy deficiente para entrenar”. Édinson Mendoza, de las inferiores del América. - “Los vándalos se roban los bombillos de los postes, lo que perjudica a mucha gente que sale de noche a caminar”. Dora Carpio, vendedora de jugos y raspado.


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